25 mayo 2011

Manifiesto docente

En mi formación como futura docente, he descubierto numerosos factores que contribuyen a la configuración de un sistema educativo en base al cual estamos formando individuos encargados de luchar por nuestro país, la sociedad y el mundo en general en un futuro no muy lejano.
El fracaso escolar, la desmotivación (tanto del alumnado como del profesorado), la indiferencia hacia aspectos tan importantes en la vida de todo ser humano, son temas que deberían tratarse desde un primer momento en la formación de todo individuo y qué mejor manera que hacerlo que desde el ámbito de la Educación.
Los docentes, asumimos la responsabilidad de formar a las personas del futuro, pero no solo a través de una formación basada en conocimientos, contenidos y competencias, sino que tratamos de formar personas que sepan comportarse como tal en todos los ámbitos de la vida, luchadoras, capaces de lograr lo que se proponen en base a su esfuerzo personal y la cooperación y colaboración con el resto de individuos que les rodean.
Visto así suena como una tarea muy difícil, pero es que realmente lo es. Tenemos en nuestras manos de forma indirecta la posibilidad de elegir acerca del futuro de un país o incluso del mundo entero. Si, por ejemplo, todos los docentes nos pusiésemos de acuerdo en educar a los niños en base al valor fundamental de que “una guerra es el mejor sistema de defensa”, el mundo entero podría estar en guerra y nadie haría nada para paliarlo, porque es algo que forma parte de la educación.
Visto así, esta tarea no es tan difícil, se trata de que todos los docentes y futuros docentes nos pongamos de acuerdo en establecer cuáles son los criterios más adecuados para la formación de los individuos y ponerlos en práctica aplicados a todos nuestros alumnos, con lo que las nuevas generaciones, quedarían formadas en torno a unas bases universales que les harían a todos iguales, capaces de luchar juntos por su bien y el bien de quienes les rodean, es decir, luchar juntos por su futuro.
Para que esto ocurra es fundamental la formación de los docentes, la cual debería atender a numerosos aspectos que en ocasiones se pasan por alto. No es suficiente que un docente cuente con numerosos conocimientos y sea el mejor formado en su campo; lo que realmente vale es que esos conocimientos los sepamos transmitir de la mejor manera. Para ello es imprescindible contar con docentes formados desde la sensibilidad y la intuición con un gran conocimiento del colectivo que tiene en sus manos.
Por otro lado, los docentes deberíamos ser formados desde un profundo deseo de dar, de comunicar y de ayudar a los que tenemos a nuestro alrededor, aspecto que no sería muy complicado desde el momento en el que nosotros mismos seamos formados de la misma manera. Los valores éticos de responsabilidad y compromiso suponen un viaje de ida y vuelta: solamente podremos formar alumnos en base a estos valores si los docentes somos capaces de transmitirlos desde el ejemplo.
Para poder llevar todo esto a la práctica es imprescindible un conocimiento completo de la realidad que nos rodea; solo entonces podremos defender los ideales. El camino es difícil, creo que todos, durante nuestro periodo de formación como docentes, hemos llegado a adivinarlo, pero probablemente, conciliando todos estos aspectos mencionados anteriormente logremos nuestros propósitos. Las exigencias son muchas, y más aun en el mundo en el que vivimos, donde nos encontramos en continuo cambio y no podemos afirmar nada hoy que sepamos con total seguridad que va a ser cierto mañana, pero vale la pena luchar por ello.

1 comentario:

  1. El texto está muy bien pero yo lo cambiaría lo veo como en tercera persona, debería estar en primera, demostrando más compromiso personal.

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